In
Memoriam
Dashira Gabriela Arocho Vargas
(1988 – 2015)
He orado muchas veces por la salud de mis hermanos,
no siempre he tenido éxito. Los eventos ocurren, no necesariamente como lo
deseamos. Nuestras metas o nuestros
deseos de llegar a lograr nuestros propósitos pueden tener obstáculos
insalvables. Hay siempre un factor
limitante con el cual tenemos que bregar. Cuando era maestro de química, les
decía a mis estudiantes que las reacciones no ocurrían como las presentamos en
una ecuación. Detrás de la
representación ocurren muchas cosas que determinan la reacción. Una de ellas es
la energía de activación y la formación de un complejo activado que puede o no
llegar a finalizar la reacción. Subes una cumbre y te da trabajo llegar a ella.
Una vez en la cumbre, decides bajar por la pendiente contraria o sencillamente
regresar al punto de partida. En cierta
ocasión quise llegar a la cumbre del Toro en el Yunque. Luego
de dos horas de caminar, encontré un letrero, “This is the point of no return,
you are in the middle of the trail”. ¡Demonios! Qué
hacer? Llegué al factor limitante.
Estaba muy cansado. Un monje
budista me alentó a seguir. Él me
protegería en el trayecto. Desaparecía
de mi lado cuando menos lo esperaba y aparecía de repente para darme
aliento. Por fin llegué a la cumbre. El
monje me tomó de las manos y me hizo ver la punta o cima de la montaña.
Siempre en nuestra vida hay factores limitantes que
determinan el
progreso de una acción posible. Algunas
veces el factor limitante es como la roca inamovible. Nos quedamos en el punto de no retorno. Ello no nos debe desanimar, al fin y al cabo
hemos recorrido parte del camino. Esto
pasa con la fe en Dios. Su voluntad es
nuestro factor limitante. Puede lograrse el deseo o sencillamente sufrimos un
aparente fracaso. Hace algunos días
hablaba con un amigo, le contaba cuanto había orado por una niña que tenía
cáncer. La niña falleció. Mi amigo me señaló que había perdido mi
tiempo. Luego me enteré que la niña tuvo
sus momentos más felices a la hora de su muerte. Considero que mi oraciones fueron
pertinentes, aunque el factor limitante ya se había establecido, por lo menos
al nivel de nuestra dimensión. Llegó a
la cumbre con una energía, luego descendió a otro nivel inimaginable. La niña murió feliz. Nuestra vida es semejante a un camino lleno
de rocas y obstáculos. Nos hacen detenernos por un tiempo. Podemos atravesarlos
si existe la voluntad. Hay personas que
se detienen ante el factor limitante.
Ellos fracasan y viven enajenados, estancados en la vida, descendiendo o
estables en el complejo activado. Ese
lugar de fuertes tensiones que enloquecen a las personas. Necesitamos siempre un monje en el trayecto y
debemos descansar y permitir la necesaria ayuda.Dashira Gabriela Arocho Vargas
(1988 – 2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario