sábado, 31 de octubre de 2015

FACTOR LIMITANTE

                                                   
 

Factor Limitante

 In Memoriam
Dashira Gabriela Arocho Vargas
(1988 – 2015)
He orado muchas veces por la salud de mis hermanos, no siempre he tenido éxito. Los eventos ocurren, no necesariamente como lo deseamos.  Nuestras metas o nuestros deseos de llegar a lograr nuestros propósitos pueden tener obstáculos insalvables.  Hay siempre un factor limitante con el cual tenemos que bregar. Cuando era maestro de química, les decía a mis estudiantes que las reacciones no ocurrían como las presentamos en una ecuación.  Detrás de la representación ocurren muchas cosas que determinan la reacción. Una de ellas es la energía de activación y la formación de un complejo activado que puede o no llegar a finalizar la reacción. Subes una cumbre y te da trabajo llegar a ella. Una vez en la cumbre, decides bajar por la pendiente contraria o sencillamente regresar al punto de partida.  En cierta ocasión quise llegar a la cumbre del Toro en el Yunque.  Luego de dos horas de caminar, encontré un letrero, “This is the point of no return, you are in the middle of the trail”. ¡Demonios! Qué hacer? Llegué al factor limitante.  Estaba muy cansado.  Un monje budista me alentó a seguir.  Él me protegería en el trayecto.  Desaparecía de mi lado cuando menos lo esperaba y aparecía de repente para darme aliento.  Por fin llegué a la cumbre. El monje me tomó de las manos y me hizo ver la punta o cima de la montaña. Siempre en nuestra vida hay factores limitantes que determinan  el progreso de una acción posible.  Algunas veces el factor limitante es como la roca inamovible.  Nos quedamos en el punto de no retorno.  Ello no nos debe desanimar, al fin y al cabo hemos recorrido parte del camino.  Esto pasa con la fe en Dios.  Su voluntad es nuestro factor limitante. Puede lograrse el deseo o sencillamente sufrimos un aparente fracaso.  Hace algunos días hablaba con un amigo, le contaba cuanto había orado por una niña que tenía cáncer.  La niña falleció.  Mi amigo me señaló que había perdido mi tiempo.  Luego me enteré que la niña tuvo sus momentos más felices a la hora de su muerte.  Considero que mi oraciones fueron pertinentes, aunque el factor limitante ya se había establecido, por lo menos al nivel de nuestra dimensión.  Llegó a la cumbre con una energía, luego descendió a otro nivel inimaginable.  La niña murió feliz.  Nuestra vida es semejante a un camino lleno de rocas y obstáculos. Nos hacen detenernos por un tiempo. Podemos atravesarlos si existe la voluntad.  Hay personas que se detienen ante el factor limitante.  Ellos fracasan y viven enajenados, estancados en la vida, descendiendo o estables en el complejo activado.  Ese lugar de fuertes tensiones que enloquecen a las personas.  Necesitamos siempre un monje en el trayecto y debemos descansar y permitir la necesaria ayuda.



Por: Papo Vives Heyliger


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